Si hagués estudiat Art en lloc de Filosofia, en Pedro hauria acabat
treballant com a restaurador d’obres artístiques per al museu d’El Prado. Si en
lloc d’haver canviat de ciutat, s’hagués quedat a Madrid, un dia a la sortida
de la feina, de camí a un conegut restaurant del centre, hauria ensopegat amb
la María, circumstància que propiciaria l’ocasió de disculpar-se i, és clar,
encetar una conversa, a més d’oferir-li el taxi que estava a punt d’agafar. Si,
com diem, canviar la seva ciutat natal per València va impedir-li ensopegar amb
qui de ben segur s’hauria acabat convertint en la seva esposa, havent pres la
decisió de mudar-se va ensopegar de la mateixa manera –en fi, aquest accident
era inevitable– però ho va fer amb la Sonia, a la sortida del teatre, una dona
molt bonica però sense l’encant de la María.
D’acord amb aquesta capriciosa ruleta que és la vida, la Sonia, amb
qui en efecte es casaria, no només amb el temps aprendria a cuinar unes paelles
delicioses, per llepar-s’hi els dits, sinó que a més li donaria tres fills
esplèndids: el Miguelito, la María (una pura coincidència) i la Mónica. I així,
cada vegada que aquest esforçat professor de Filosofia d’un institut dels
afores de València, invités els col·legues a dinar a casa seva, tots ells sense
excepció es refugiarien de la falta generalitzada de disciplina en les aules,
en els efluvis deliciosos de la paella que la seva dona els prepararia,
normalment cada primer diumenge de mes.
Avui en dia, després d’estudiar Filosofia, haver-se casat amb la Sonia
i dinar sovint amb la seva família i afins una paella d’allò més bona, no pot
evitar sentir de tant en tant una fiblada de nostàlgia per un futur inexistent
que mai no coneixerà.
Microrelat extret del recull "La danza de las horas" (Eclipsados, 2012). La traducció és de Jordi Masó Rahola. La il·lustració és "La gran marioneta" de Pablo Ciliberti
DETERMINISMOS
Si hubiera estudiado arte en vez de Filosofía,
Pedro habría terminado trabajando como restaurador de obras artísticas para el
museo de El Prado. Si en lugar de haber cambiado de ciudad, se hubiera quedado
en Madrid, un día a la salida del trabajo, de camino a un conocido restaurante
del centro, habría tropezado con María, lo que le habría dado pie a disculparse
y, claro, entablar conversación, además de ofrecerle el taxi que estaba a punto
de coger. Si, como decimos, el cambiar su ciudad natal por Valencia le impidió
tropezarse con quien seguro habría terminado convirtiéndose en su esposa; tras
la decisión de mudarse tropezó de igual modo –en fin, era inevitable dicho
accidente- pero lo hizo con Sonia, a la salida del teatro, una mujer muy guapa
aunque sin el encanto de María.
De acuerdo con esta caprichosa ruleta que es la
vida, Sonia, con quien en efecto llegaría a casarse, no sólo aprendería a
cocinar, andando el tiempo, unas paellas deliciosas, de chuparse los dedos,
sino que además le daría tres hijos estupendos: Miguelito, María (pura
coincidencia) y Mónica. Así las cosas, cada vez que este esforzado profesor de
Filosofía en un instituto de las afueras de Valencia, invitara a comer en su
casa a los colegas, todos ellos sin excepción se refugiarían de la falta
generalizada de disciplina en las aulas, en los efluvios deliciosos de la
paella que su mujer iba a prepararles, por lo común, cada primer domingo de
mes.
Hoy en día, tras estudiar Filosofía, haberse casado
con Sonia y comer a menudo, junto a su familia y allegados una paella de
rechupete, no puede evitar sentir de vez en cuando una punzada de nostalgia por
un futuro inexistente que jamás conocerá.
Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) es llicenciada en
Filologia Hispànica i en periodisme per la Universitat Autònoma de Barcelona i
treballa com a editora i correctora per editorials i institucions. Ha conreat
la crítica literària en diaris i revistes com Quimera, i en col·laboració amb Fernando Valls, ha publicat
l’antologia Siglo XXI. Los nuevos nombres
del cuento español actual (2010). Manté el bloc Sueños de la memoria i els seus microrelats han aparegut en
diverses antologies. La danza de las
horas és el seu primer llibre.
Un bon exemple dels relats que conté "La danza de las horas", que aquests dies estic llegint.
ResponEliminaUna abraçada a cadascú
Este es un micro por cuyas venas circula el registro literario de Gemma. Intimista, evocador -quién no ha añorado alguna vez haber tomado una decisión distinta que hubiese cambiado su vida-, con una respiración narrativa ajustada al clima evanescente que da calor al relato y una maestría destacable para hacer de lo elidido cimiento y joya de la corona del relato.
ResponEliminaMis aplausos admirados para la autora.
Un saludo.
Ostres, qué xulo queda traduit.
ResponEliminaEnhorabona, Gemma!
També al Jordi per el blog. Justament ahir el meu germà em deia: a veure quan t´hi poses a escriure microrelats en català.
Así es la cosa. Siempre que tomamos una decisión excluimos otras posibilidades que hubieran cambiado la hoja de ruta. Todo en la vida parece incierto, la incertidumbre es el componente mayor y sin embargo nos educan en las certezas cuando en realidad vamos a vivir en una medio turbulento... Un cuento que es una lección. Un abrazo a todos.
ResponEliminaMuchas gracias a todos por vuestras palabras. Y a Jordi por la traducción y por acogerme en su bitácora.
ResponEliminaAbrazos fuertes
Lo leí ayer precisamente (estoy leyendo La danza de las horas) y me gustó muchísimo, me fascina y obsesiona el tema de "esas otras vidas" y me ha gustado mucho el enfoque poco habitual del tema en este micro; desde la vida "elegida" y sin mencionarlo se habla de esas otras que pudieron (o serán en algún universo, vete a saber).
ResponEliminaAbrazos a los dos